Según publica hoy la sección de Economía de La Voz de Galicia, la escasa potencia eléctrica que llega a muchos parques empresariales es uno de los principales obstáculos para la instalación de empresas. Esas anomalías se explican por el pequeño tamaño de muchos de esos polígonos, ya que la Administración sólo está obligada a sufragar la infraestructura necesaria para garantizar una potencia de 45 vatios por metro cuadrado. A partir de ahí son las firmas privadas las que deben financiar la obra. Las carencias en el suministro se registran principalmente, según comentan desde la Federación Galega de Parques Empresariais (Fegape), en el norte de la provincia de Lugo, con la excepción del eje Vilalba-Begonte-Castro de Rei. En esa zona, indican esas mismas fuentes, existe una gran atomización de parques de pequeño tamaño (entre 30.000 y 40.000 metros cuadrados) que son poco atractivos para el sector industrial. De hecho, según los datos de la Consellería de Vivenda, Lugo es la provincia gallega con mayor número de polígonos. Muchas empresas ubicadas en parques levantados en esa área se han visto obligadas a promover acuerdos privados con las compañías eléctricas para poder garantizarse el suministro.

Una de las empresas que ha tenido que cofinanciar una nueva línea de abastecimiento es Frioriz, ubicada desde hace dos años en el parque de Guitiriz. «Cada parcela tiene una potencia determinada, que aquí son 83 kilovatios por finca. Nuestras máquinas, a pleno rendimiento, consumen 700. Ahora precisamos unos 400 para funcionar», explica el gerente de la firma, Manuel Casal. De ahí que la firma haya rubricado con Unión Fenosa un convenio para construir una red de abastecimiento entre la subestación de Teixeiro y el polígono de Guitiriz.

El proyecto, que tiene un presupuesto de 315.000 euros y está financiado al 50% entre ambas empresas, podría estar rematado a mediados del próximo ejercicio. De momento, Frioriz ha tenido que alquilar a Unión Fenosa la potencia que requieren sus máquinas para funcionar.

Daños colaterales

El problema añadido que conlleva el arrendamiento de potencia es que merma la capacidad de suministro a otras instalaciones. En este sentido, como anécdota, el secretario general de Fegape, David Sobral, comenta que una empresa ubicada en un polígono del norte de Lugo tuvo que poner a funcionar una máquina comprada en Alemania a las doce de la noche para comprobar que los fallos detectados durante el día no eran culpa del proveedor, sino de las deficiencias de la red eléctrica. Aunque no han especificado las zonas, fuentes de Begasa, compañía perteneciente a Enel Viesgo y Unión Fenosa, reconocieron que en la parte norte de Lugo hay registrados tres acuerdos de este tipo.

El suministro eléctrico de los parques empresariales es responsabilidad de la Administración que promueve el polígono, según lo establecido en un decreto de acometidas de carácter estatal. De todas formas, la Administración sólo está obligada a garantizar una potencia máxima de 45 vatios por metro cuadrado. «La responsabilidad pública está -según explican desde la Consellería de Vivenda- en surtir al parque de toda la infraestructura requerida para garantizar ese suministro».

Razones

La participación privada empieza a partir de ese límite. Y es que las empresas que precisen una potencia superior a los 45 vatios por metro cuadrado de terreno deben financiar la red necesaria para garantizar ese nivel. Eso explica en parte, la escasa potencia que tienen muchos de los parques construidos en Galicia, cuyo pequeño tamaño no garantiza el suministro.

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