Con un pan debajo del brazo, pero sin nada dentro. Así le llegó el centro de interpretación de la naturaleza al Concello de Porriño, según asegura el actual gobierno local. Sin contenidos definidos, sin un plan de inclusión en una red medioambiental y sin un estudio sobre los gastos de gestión y mantenimiento de las instalaciones, ni el anterior alcalde, el popular José Manuel Barros, ni el actual, el nacionalista Raúl Francés, han estado dispuestos a recepcionar las obras.
El edificio, en un estado deplorable debido al vandalismo que ha sufrido en los últimos seis años, fue concebido como elemento dinamizador del área natural de As Gándaras. A pocos metros de un observatorio de aves y un paseo natural, se buscaba centralizar en la zona los estudios sobre la riqueza de la laguna. Pero todo se quedó en humo. Aun así, la opción de dejarlo sin uso y a merced de los vándalos, que han robado y destrozado las instalaciones, no careció de opositores. Ya en el 2004, dos años después de que se finalizara la obra, el grupo socialista, por aquel entonces en el gobierno, propuso crear en el edificio un centro de formación empresarial para el polígono de As Gándaras. Se trataría de utilizar parte de las instalaciones para cursillos, formación de firmas y sede de la asociación de empresarios. «Por aquel entonces el centro no se encontraba en ese estado y la agrupación estaba dispuesta a ayudar a sufragar los costes. Al mismo tiempo, se pretendía usarlo como centro de naturaleza, porque era viable compatibilizar ambas funciones», recuerda el socialista Iván Vaqueiro. Esta posibilidad fue rechazada finalmente por el regidor, Raúl Francés, por no ser acorde con el objetivo con el que se habían realizado las obras. Un mes antes, había sido aprobada una moción del grupo popular para que se iniciase «inmediatamente» la reparación de los daños que presentaba el centro, mucho menores que los actuales, y se iniciasen gestiones ante la Consellería de Medio Ambiente al objeto de dar uso al edificio.
Colaboración
Según apuntan desde la oposición, la reunión con la delegación provincial del departamento de la Xunta se llegó a celebrar y había compromiso de colaboración por parte del nuevo Gobierno autónomo. «Se solicitó al Concello que realizase una propuesta y un estudio sobre sus usos y costes para poder colaborar, pero aquí no se hizo nada», aseguran desde el grupo socialista. Al final se cumplió el refrán: unos por otros y la casa sin barrer. En su estado actual, se desconoce a cuánto ascenderían los costes de las reparaciones, en un proyecto en el que se invirtieron en su momento unos 420.000 euros, de los cuales la Unión Europea aportó 300.000. La empresa que entonces se encargó de la construcción quebró, por lo que el proyecto tuvo que volver a ser adjudicado.
