Teresa Pisano (Gijón, 1960) es licenciada en Derecho y forma parte del Cuerpo Superior de Inspectores de Hacienda del Estado. Casada y con tres hijos, este mes cumplió un año al frente de Zona Franca. Antes dirigió la Agencia Tributaria en Galicia tras una larga trayectoria en Barcelona, Madrid, Asturias y Extremadura. Al mes de ser nombrada se mudó a la ciudad, y transcurrido su primer año al frente de Zona Franca se declara “viguesa de adopción”. Teresa Pisano, primera mujer que ocupa el cargo de delegada del Consorcio estatal, ha vivido doce meses “muy intensos”. La inversión en operaciones empresariales ha sido su prioridad, y su postura reacia a destinar fondos a obras urbanas al defender que no es el fin del organismo le ha granjeado un conflicto con el alcalde, Abel Caballero. Ella asegura que fue una discrepancia “puntual”, aunque la relación se queda en “cordial”. Pausada en el diálogo, comedida en las respuestas, Pisano hace balance.
Una de las grandes asignaturas pendientes de los principales parques empresariales gallegos es la falta de medios de transporte públicos que sean capaces de trasladar a diario a miles de empleados a sus centros de trabajo. Esto resolvería una buena parte de los problemas de tráfico en algunas ciudades. Barcelona, con un ente metropolitano de transporte que abarca varios municipios, es el modelo a seguir. Este problema es evidente entre Vigo y Porriño, entre Sabón y A Coruña y entre el polígono del Tambre y la capital gallega.
La Federación Galega de Parques Empresariais (Fegape) constata que una de las grandes carencias que presentan algunos polígonos es la falta de redes Wi-Fi -conexión inalámbrica a Internet-: «Nos consta que en Cambados y Ordes se está trabajando en esta línea, pero hay ayuntamientos que no lo han impulsado, como es el caso de Porriño: en A Granxa y As Gándaras no hay estas redes», explica David Sobral, de la Fegape. El atraso tecnológico es evidente en algunos miniparques rurales del interior de la comunidad gallega.
Zona Franca apuesta por el impulso de los parques empresariales. El Consorcio aprobó ayer el proyecto de presupuestos para el próximo año con una inversión de 77,9 millones de euros. Más de la mitad (47,5) se destinarán al desarrollo de suelo y equipamiento industrial. Esta partida permitirá la adquisición de los terrenos del futuro complejo de Matamá y contribuirá al despegue del polígono de Porto do Molle entre otras actuaciones.
El polígono de Porto do Molle será mucho más que un parque empresarial. Zona Franca proyecta en Nigrán una auténtica ciudad industrial donde los negocios se combinarán con grandes zonas verdes de esparcimiento, áreas comerciales, tres senderos peatonales e incluso un hotel . "Se ha logrado un perfecta diversificación. Los ciudadanos podrán venir aquí a trabajar, comprar, llevar a los hijos al colegio, asistir a un centro de salud o a caminar por un parque fluvial. Será una auténtica ciudad de trabajo", destacó la delegada del Consorcio, Teresa Pisano.
Algo se está moviendo en el tejido empresarial de Boiro. O eso es lo que se desprende de las palabras del presidente de la Asociación Boirense de Empresarios (ABE), Carlos Rodríguez Muñiz. El dirigente constata un repunte en el número de empresarios interesados en adquirir alguna de las parcelas que aún quedan libres en la segunda fase del parque empresarial.
Una inversión de 54 millones de euros proyectada para el Parque Empresarial de Mos (PeMos) puede perderse si la Xunta no agiliza la construcción de este equipamiento. Así lo confirmó ayer el presidente de la Asociación de Empresarios de Mos (Aemos), José Mañas. Treinta asociados del colectivo cuentan con suelo adjudicado por Xestur para implantarse en el parque.
El suelo industrial en Galicia registra su primera caída en una década. La recesión económica y las restricciones de acceso al crédito han congelado la demanda de terreno en la comunidad, incluso en los polos industriales de Vigo y A Coruña, donde el coste de las parcelas y las naves industriales ha descendido de media entre un 25% y un 30% en el último año. El deterioro del mercado ha forzado a las promotoras a paralizar el desarrollo de nuevos parques industriales, y en el caso de las administraciones (Xestur y Zona Franca) algunas obras se han ralentizado y se apuesta por el alquiler de naves con opción de compra para superar la crisis.
