Por partida doble. David Sobral sufre los problemas de la colapsada autovía A-55 como vecino y como responsable empresarial. Pese a ello, su voz en realidad representa las quejas de miles de personas, ya que como secretario general de la Federación Galega de Parques Empresariais y gerente del parque de As Gándaras, en Porriño, conoce de primera mano las protestas de los trabajadores y responsables de firmas de la zona. «El vial es un freno a la competitividad de los cientos de empresas del sur de Vigo. Para Mos, Porriño o Tui supone una traba para competir con la oferta logística del norte de Portugal», recuerda Sobral.
Los problemas de retrasos en las entregas son algo más que un inconveniente común para los polígonos industriales de la zona, ya que el tráfico de camiones en la saturada vía se convierte en un atolladero cada vez que hay una pequeña colisión. Un espectáculo nada infrecuente por lo sinuoso del vial y las deficiencias graves de los carriles de incorporación y desvío. «A primera hora de la mañana y a partir de las 19.00 es cuando mayor tráfico se registra. No entendemos como la gran alternativa, la AP-9, puede estar mientras tan infrautilizada», recuerda el responsable empresarial.
Alternativas
Al tiempo que desgrana los graves inconvenientes del vial, intenta hacer un llamamiento a la reflexión para que la concesionaria «explique a todos los usuarios por qué no se toman iniciativas para incrementar su uso». Dentro de sus protestas, recuerda también que en la actualidad la densidad de vehículos particulares carece de alivio posible para los miles de trabajadores de los concellos limítrofes, puesto que no existe un transporte metropolitano. Su mejora no solo afectaría a la comarca de A Louriña, sino también a otros núcleos importantes a nivel de población y concentración industrial, como Salvaterra, donde se prevé construir el mayor polígono de Galicia, el puerto seco.
