La crisis económica deja al descubierto un modelo minifundista, obsesionado en cubrir todo el territorio y que tiene ahora libres millones de metros cuadrados

 

Como quien espolvorea sal por una ensalada, la política pública de suelo industrial seguida durante años en Galicia se ha singularizado por dar cobertura a todo el territorio. El resultado de esta estrategia, condicionada por contentar a alcaldes, es un modelo minifundista y con una muy baja calidad en las dotaciones. Es cierto que la crisis ha frenado la demanda. Y que zonas dinámicas que carecían de oferta, como la capital gallega, A Coruña o Vigo, disponen ahora de metros. Xestur, la empresa de la Xunta, acaba de sacar a concurso dos millones de metros cuadrados bonificados. De ellos, unos 588.000 situados en 142 parcelas, se corresponden con polígonos del eje atlántico: se trata de Santiago (A Sionlla), Ponte Caldelas (A Reigosa), Mos (A Veigadaña) y Arteixo (Morás). Pero el grueso del lote, casi un millón y medio de metros, que cuentan con descuentos en el precio de entre el 30 % y el 50 %, se hallan en áreas de mucha menor demanda y que ya se encontraron con problemas de ocupación mucho antes de la crisis.

 

Un reciente informe elaborado por el Foro Económico de Galicia (FEG) muestra cómo de 48 comarcas gallegas que tienen parques empresariales operativos, hay seis (Noia, Os Ancares, Meira, A Fonsagrada, Quiroga e Verín) que presentan una superficie neta media inferior a cinco hectáreas. A ellos habría que añadir otras quince cuyo tamaño va de cinco a diez; es decir, muy alejadas de los parámetros europeos.

 

Las consecuencias

 

Directamente relacionado con la localización y el tamaño está el que es, según los propios empresarios, el principal freno a la ocupación: la calidad y las dotaciones de los parques. Un factor que pesa incluso más que el precio. Esto es, qué servicios ofrece: desde necesidades básicas (agua, luz y recogida de basuras) hasta otras prestaciones, como guarderías, gestión y herramientas tecnológicas. En aras de racionalizar la toma de decisiones, la Xunta dio un paso aplaudido por los empresarios: crear un registro de demandantes de suelo. Pero los expertos entienden que hace falta un modelo que, además de ordenar las nuevas áreas, priorice la calidad de prestaciones.

 

David Sobral, secretario xeral de la Federación Gallega de Parques Empresariales, sostiene que Galicia tiene mucho camino por recorrer, sobre todo en parques industriales especializados. «No se han hecho apenas nuevos polígonos, y uno de los pocos data de finales de los 80, Tecnópole, en San Cibrao das Viñas, un parque tecnológico», explica.

 

Al rescate de Xestur

 

El desplome de la demanda de suelo en plena crisis pilló a Xestur, el principal proveedor en Galicia, a pie cambiado y dejó temblando sus cuentas. Millones invertidos sin salida. Tanto, que la Xunta acudió en su auxilio financiero. De ahí que ahora la prioridad de la política pública sea la venta de metros cuadrados existentes. La especialización y la mejora de servicios han quedado en un segundo plano.

 

Preguntada al respecto, la Consellería de Medio Ambiente Territorio e Infraestructuras ha declinado valorar cuál es ahora el grado de demanda en el concurso abierto para la venta de suelo bonificado, información que hará pública cuando se cierre el proceso. Para evitar la especulación, la Xunta sí limitará el precio de reventa del suelo industrial, de forma que el empresario no podrá ofertarlo a un valor superior al que lo adquirió.

 

«Tenemos ahora un mapa que es resultado del café para todos»

 

José Francisco Armesto Pina, economista, es uno de los autores del informe que acaba de publicar sobre suelo industrial el Foro Económico de Galicia (FEG). «No es la primera vez que se ponen en marcha ayudas financieras, aunque hay que reconocer que son bonificaciones importantes; creo que así se soluciona una parte del problema, pero una parte muy pequeña», sostiene este experto. Y agrega: «Hay que ver qué es lo que dicen los empresarios, y la gestión del parque y los servicios, para ellos, resulta muy determinante; por tanto, el precio no es el único problema».

José Francisco Armesto sostiene que ahora tenemos ante nosotros un mapa heredero de los tiempos de bonanza y que es el resultado del «modelo de café para todos que imperó durante muchos años en Galicia». Este economista precisa que se impuso un modelo de planificación urbanística del territorio que posibilitara la dotación de suelo de forma extensiva, una estrategia que, a diferencia de otros países, no ha tenido en cuenta la demanda ni la especialización productiva de las zonas.

De cara al futuro, este experto también propone «definir unos estándares mínimos de calidad que deberían cumplir todos los parques, así como la creación de un instrumento de seguimiento sobre las actuaciones llevadas a cabo o la creación de un observatorio de parques empresariales».

 

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/economia/2015/02/09/paramo-suelo-industrial/0003_201502G9P20991.htm

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